NoticiaSantos Marcelo Spínola, un adelantado a su tiempo El beato Marcelo Spínola, en su despacho Publicado: 17/01/2020: 18069 El 19 de enero se celebra la fiesta del beato Marcelo Spínola. Obispo de Málaga desde 1886 hasta 1896, fundador de la congregación de las Esclavas del Divino Corazón y del “El Correo de Andalucía”, entre otras muchas obras, y beatificado por el papa Juan Pablo II en Roma el 29 de marzo de 1987. Ante su fiesta, nos preguntamos ¿qué nos dice el beato Spínola a los hombres y mujeres del 2020? En la diócesis de Málaga, tres comunidades de Esclavas del Divino Corazón (dos en Málaga y una en Ronda) siguen actualizando y haciendo presente el carisma del beato Marcelo Spínola. Estos días, el Colegio Sagrado Corazón en Pedregalejo y en calle Liborio García celebran una semana dedicada a los fundadores bajo el lema “Spínola se mueve para cambiar el mundo”. Rocío Pineda, Esclava del Divino Corazón y coordinadora de Pastoral del Colegio de Pedregalejo explica que «bajo el lema "Spínola se mueve para cambiar el mundo" queremos acercar a nuestros alumnos a las respuestas que Marcelo Spínola y Celia Mendez dieron a las distintas necesidades de su época y cómo ellos se movieron para cambiar esas realidades. También queremos que se planteen cómo pueden ellos responder a las necesidades de hoy en su realidad cercana y también en las más lejanas y tener la oportunidad en esta semana de agradecer el carisma Spínola como regalo, a la vez que nos sentimos conectados al resto de la familia Spínola repartida por todo el mundo». Han organizado un completo calendario de actos desde el viernes 17 al 24 de enero, con el que ofrecen «diversas actividades con las que profundizar en la vida de los fundadores y en la huella que dejaron en la ciudad de Málaga, con una ruta organizada por los alumnos de Bachillerato, con la que nos mostrarán lugares emblemáticos de nuestra familia, que siguen siendo referente hoy día para muchos de nosotros y también para la ciudad de Málaga. Por ejemplo, la calle beatas, donde se fundó la primera casa de las hermanas, en la que vivieron 14 religiosas». Un hombre arraigado en su momento histórico El sacerdote Jesús Donaire, autor de la biografía del beato Spínola titulada “Un sencillo y humilde trabajador de la viña del Señor” afirma que «Spínola supo dar respuesta concreta a los retos y necesidades planteadas en aquel momento histórico en el que vivió. Fue un hombre intrépido y audaz. Capaz de implicarse en el ámbito de la política, de la defensa de los derechos del obrero y de las clases sociales más desfavorecidas. Adelantado a su tiempo, promovió asociaciones de prensa y defendió la libertad de los medios de comunicación. Convencido de la importancia del ámbito educativo, luchó por la implantación de una enseñanza accesible a todos los niveles sociales. Spínola fue un hombre emprendedor y polifacético, con altas miras humanas, muy sensible a las situaciones concretas de cada individuo». El mensaje de Spínola sigue siendo profundamente actual y moderno pues «supo contextualizar el evangelio en el ámbito sociocultural en que vivió. Gran humanista y a la vez hombre de visión sobrenatural, compaginó el servicio a Dios con la entrega al ser humano, el amor a Cristo con el amor a cada persona, sin distinción de raza, orientación sexual o ideología». Una congregación arraigada en la historia presente Ángela Lopera Casal es Esclava del Divino Corazón desde 2005. Durante nueve años ha vivido en Málaga, donde ha sido coordinadora de Pastoral y miembro del equipo directivo del colegio de las Esclavas en Pedregalejo, ahora está a la espera del visado para marchar a Ángola, su próximo destino. Málaga ha quedado tatuada en su corazón y el beato Marcelo Spínola también pues «fue un hombre de Dios, un enamorado de Jesucristo. Experimentó la ternura y la misericordia de su corazón, gozó de su intimidad. Este amor de Jesucristo no le deja tranquilo sino que le urge, le apremia para darlo a conocer. Dirá continuamente: “quién que ame a Jesucristo verá con indiferencia que se le conozca o se le ignore”». Ángela reconocer que «al mismo tiempo, además de ser una persona profundamente espiritual, Marcelo Spínola era una persona profundamente humana. Fue un hombre de su época, un santo no desarraigado de su momento histórico: al contrario, un hombre con visión, preocupado y comprometido con las necesidades de sus conciudadanos. Un soñador. Siente el beato Marcelo Spínola el hambre y la ignorancia de aquellos hombres y mujeres de finales del siglo XIX, al mismo tiempo que se da cuenta del abandono de la clase obrera, de la influencia que van a tener en lo sucesivo los medios de comunicación social, del papel que iba a jugar la mujer en la sociedad, de la influencia decisiva que tiene la educación para el futuro de los pueblos…». «Si algo tiene que decirnos el beato Marcelo Spínola a los hombres y mujeres de hoy es que no podemos vivir ajenos a lo que pasa en nuestro mundo», asegura Ángela. «Apenas abramos un poco los ojos y miremos la realidad en la que estamos inmersos nos daremos cuenta de que vivimos en un mundo convulso. En muchos países se ha reducido significativamente la clase media, han aumentado considerablemente los pobres y solo unos pocos ostentan la mayor parte de la riqueza. Las protestas y los actos de violencia se suceden. Algunos regímenes totalitarios mantienen a la población esclavizada. Estamos ante una emergencia climática que afecta a los más desfavorecidos. Ante esta realidad, ¿cómo situarnos? Se preguntaría Marcelo Spínola. Porque en su corazón latía siempre de fondo una obsesión puramente evangélica que rescatamos literalmente de sus escritos: “…que se destruya de una vez y para siempre el egoísmo, principio funesto que dividió a los hombres en clases: ricos y pobres, tiranos y súbditos esclavizados”». «Este deseo le hizo vivir siempre denunciando las causas que en su época generaban desigualdad y situándose muy cerca de aquellos que padecían las consecuencias de su sistema injusto. No se nos pide q los creyentes algo muy distinto hoy. A todos aquellos que nos sabemos cristianos, que creemos por la fe en Jesús, se nos pide que no seamos indiferentes a lo humano, que no nos conformemos con el sistema presente, sino que aspiremos a construir un mundo más fraterno donde podamos experimentar y sentir que todo está conectado y es regalo de Dios», concluye.