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Diario de una adicta (LVI). Las depresiones

Publicado: 28/04/2017: 5559

El otro escollo que hemos discutido y sobre el que estoy muy alerta, son los periodos intermitentes de desánimos, desganas, relativismos y pasotismos, porque estas señales facilitaban un síndrome grave de depresión que tengo que evitar, pues desencadenan un vacío hondo, profundo y desolador, con el matiz que se consolida y se asienta sobre una química cerebral enferma, dañada y llena de cicatrices.

Necesito saber y conocer todos los detalles de su génesis para afrontarlos y vencerlos.

La droga, así me lo explicaban, había gastado y deteriorado unas sustancias llamadas neurotransmisores que son imprescindibles para la normalidad y control de los estados de ánimos. Ella los utiliza para crear vivencias que se viven como positivas, porque si así no fuera nadie se drogaba, pero lo hace de manera patológica, fuera del orden y jerarquía que debe tener nuestra mente, por lo que también ayuda a su desorganización. O sea, contaminan la información y su interpretación. Y cuando aparece la depresión, los fármacos indicados para su alivio, tiene que utilizar esos mismos neurotransmisores, pero que se encuentran enfermos, débiles y escasos, por lo que tampoco podrán ser muy efectivos para su curación.

Lo más seguro, eficaz y eficiente es utilizar todos los recursos para prevenir la aparición de este tipo de patología y, como mal menor, prepararse para disminuir sus consecuencias. Los factores preventivos serán alimentar el cerebro con actividades creativas, ilusionantes, asumir responsabilidades en las que te sientas útil y necesaria, proyectar tu futuro y vivir  en el presente sus posibles logros, y utilizar  los momentos felices que surgen a diario para recrearte  en emociones positivas.

Leyendo el libro de adicciones, me voy identificando con muchos de los síntomas que detallan, y que aparecen después de un tiempo de abandonar el consumo, y me refiero a las heridas psíquicas, que necesitan un tiempo indeterminado para curarse, pues se encuentran condicionadas por múltiples circunstancias.

Siempre existe el peligro que algunas se  reboten y agraven, y que te puedan ocasionar un sentimiento de impotencia y puede surgir la tentación de tirar la toalla. Y es que, en ocasiones, y no sé de lo que pueda depender, me es difícil distinguir lo subjetivo de lo objetivo, y si no estoy atenta, lo entremezclo y saco conclusiones de las que yo misma me siento ajena al verbalizarlas y exponerlas. Ahora me estoy enterando, ¡cómo lo iba a saber antes!, que la droga produce un desorden bioquímico específico, y como en el cerebro nada es independiente y todo se encuentra sometido  e interrelacionado para que funcione manteniendo un equilibrio, todas las estructuras se apoyan unas en otras y, respetando una singular jerarquía, restablecen la armonía que garantiza su eficacia.

José Rosado Ruiz

Médico acreditado en adicciones

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