Personalmente me siento orgulloso de que el Papa haya aceptado esta  novedosa posibilidad de proclamar el Evangelio. A través de las preguntas y respuestas, aparece su entrañable humanidad, la honda humildad de un hombre sabio, la cercanía del pastor y la valentía de aprovechar cualquier posibilidad para proclamar la fe. En lugar de preocuparse por las malas interpretaciones que se puedan hacer de sus palabras, ha visto que era una ocasión espléndida para cumplir con su misión: anunciar el Evangelio con un lenguaje asequible al hombre de hoy.

Supongo que han escuchado muchos comentarios e interpretaciones sobre lo que ha dicho el Papa. Un amigo periodista me ha insistido en que también yo debo hablar de ello para los cristianos de nuestras parroquias. Y lo hago con mucho gusto, porque nos ha dicho que Dios es un Padre bueno, que Jesucristo es el rostro humano de Dios, que la Iglesia tiene palabras de vida para el hombre de hoy, que los cristianos tenemos que convertirnos y pedir perdón de nuestros pecados… ¡Nos ha dicho tantas cosas!  

Va analizando los problemas y preocupaciones del mundo actual con mirada de fe. Y a la luz de todos esos problemas y preocupaciones nos presenta el Evangelio con palabras sencillas y provocadoras. Como ustedes son inteligentes, no se queden en el “dicen que ha dicho”: Lean el libro para saber la verdad de sus palabras y disfrutar.