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Semblanza del sacerdote Juan Álvarez Cubos

Publicado: 06/11/2015: 12428

El 5 de noviembre falleció el sacerdote diocesano Juan Álvarez Cubos, a los 85 años. Recibió la ordenación sacerdotal el 11 de julio de 1954 y, desde entonces ha servido en los pueblos de Algatocín, Jubrique, Rincón de la Victoria, la Cala del Moral, Benajarafe y Chilches. El 1 de enero de 1957 fue nombrado capellán castrense residente en Madrid.

Semblanzza del Rvdo. D. Juan Álvarez Cubos

En la fe cristiana, el fallecimiento es “nacer” para la vida plena y para siempre. Es vivir en el Dios que es Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu, en cuyo nombre fuimos bautizados. Por eso del seno de la Iglesia de Málaga entregamos al Padre Dios a nuestro hermano Juan, presbítero; sabiendo que Jesucristo al que hizo presente por su ministerio sacerdotal, ahora le recibirá y le hará participe del banquete eterno que cada día nuestro hermano pregusto en la celebración de la Eucaristía.

D. Juan nació en el barrio del Perchel el 9 de Agosto de 1.930, barrio que tiene como centro la parroquia del Carmen, la Virgen marinera que a tantos pescadores cada noche acompaña y protege en aquellos años de tanta penuria y escasez. De niño D. Juan vive una experiencia que no olvidará nunca: en plena guerra civil, corre el año 37 y el ejército nacional se acerca a la ciudad, muchos salen huyendo hacia Almería, las noticias son confusas, lo que si es cierto es que el Canarias bombardea toda la costa. Cuando el padre de D. Juan llega a su casa, sus hijos no están, se han unido a los vecinos que apresuradamente se marchaban. Florencio, su padre, los busca con angustia; a D. Juan le encontrará en Nerja a los pocos días, su hermano no aparecerá hasta cinco años después. Es el Señor quién les ha protegido a los dos.

Florencio y Matea, padres de D. Juan son oriundos de Ávila, tierra de Santa Teresa de Jesús; por tanto castellanos cabales, cristianos convencidos que transmiten a sus hijos las convicciones profundas que ellos han heredados de sus antepasados. Por esto a nadie de la familia extraña que con solo 12 años Juan decida subir al Seminario, dónde ingresa en Septiembre de 1.942. Allí destaca como un alumno inteligente, aplicado, simpático y con un humor muy malagueño. Cuando acaba los años de filosofía es invitado a estudiar la teología en Granada por un año, después va a Salamanca dónde termina su licenciatura. Fue ordenado sacerdote el 11 de Julio de 1.954 en la capilla del Palacio Episcopal por D. Antonio Añoveros, Obispo Auxiliar y al día siguiente celebra su primera misa en la capilla del Colegio de los jesuitas del Palo; su familia estaba vinculada a la parroquia de las Angustia de esa zona de Málaga.

Pronto se desvelan las dotes de buen pedagogo y catequista de D. Juan en su primer destino que fue Algatocín y Jubrique. En una ficha que rellena el entonces arcipreste de Gaucín D. Antonio Cañada se indica: “catequesis de niños, varios días en semana; instrucción de mayores cada domingo, con diligencia y provecho”. Después es trasladado a las parroquias del Rincón de la Victoria, Chilches, Benajarafe y Cala del Moral; será en esta dónde en el año 2004 celebrará D. Juan, lleno de gozo y agradecimiento al Señor, sus bodas de oro sacerdotales.

A los pocos años de ordenado expone al Obispo, D. Ángel Herrera, su deseo de ingresar en la Armada como capellán castrense, pero el Sr. Cardenal no quiere desprenderse de un sacerdote joven y bien formado, en una diócesis como la nuestra dónde siempre el clero estuvo menguado. Tuvo que intervenir el Obispo Auxiliar D. Emilio Benavent para que D. Juan pudiera prepararse para lo que él había descubierto como una segunda vocación de servicio a la iglesia y al ejército. Con el correr de los años lo tendrá como

Arzobispo Castrense y ya jubilado, D. Juan será el que le asista con la confesión y la unción de enfermos a D. Emilio en su retiro malacitano.

D. Juan aprobó las oposiciones al cuerpo eclesiástico de la Armada y después se vinculó en su servicio como capellán de la Marina. Muchos han sido los destinos y las responsabilidades de nuestro hermano en este servicio pastoral. Fue el primer sacerdote católico en la Base Naval de Rota dónde atendía también a los militares norteamericanos. Vuelve posteriormente para ser jefe de la asistencia religiosa de la Base militar. Estuvo también destinado en Guinea Ecuatorial durante tres años; desde la Corbeta Descubierta fue testigo de la independencia de ese país y Stª Isabel de Fernando Poó, nombre que le evocaba recuerdos del trópico y de su trabajo con los jóvenes del país, que después fueron incluso algunos ministros del primer gobierno independiente del Presidente Macías. De esto se sentía D. Juan muy orgulloso. También de su paso por el buque escuela Juan Sebastián Elcano, dónde pudo departir con D. Juan Carlos, el rey emérito, y hacerle reír con sus bromas y simpatía del sur.

Después de su jubilación D. Juan vuelve a “la bella” como él llamaba a Málaga, ciudad a la que siempre quiso y añoro tanto por no poder vivir en ella. Puntualmente celebra la eucaristía dominical en la capilla del Hospital Noble y se vincula afectivamente a la Cofradía del Descendimiento a cuyos hermanos sirve siempre que es requerido para algún servicio religioso.

Fue fiel en su asistencia a todas las convocatorias diocesanas de encuentros y convivencias, y allí entre sus hermanos sacerdotes, le gustaba compartir sus experiencias pastorales acumuladas a lo largo de su vida de servicio sacerdotal en la Marina. Su humor inigualable, su prudencia exquisita, su capacidad de diálogo y acogida, su amplia experiencia ministerial, nos describen a un buen sacerdote por quien hoy damos gracias a Dios en esta eucaristía y oramos por su eterno descanso.

Málaga, 6 de Noviembre de 2015

Antonio Collado Rodríguez, Delegado para el Clero

Diócesis Málaga

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