NoticiaSeminario Un Seminario bajo la mirada de El Buen Pastor Publicado: 11/03/2024: 13697 Día del Seminario Daniel, Diego, Ismael, David, Huberto, Cristian, Juan Alfredo, Juan Carlos, José Francisco, José Ignacio, Antonio, Javier y Feliciano son los nombres de los 13 jóvenes que forman el Seminario Diocesano de Málaga junto al rector Juan Manuel y al vicerrector Fernando. El domingo 17 de marzo, el más cercano a la fiesta de san José, se celebra el Día del Seminario que tiene como lema este año “Padre, envíanos pastores”. Bajo la mirada del Buen Pastor, en la Capilla construida por san Manuel González, los seminaristas malagueños se preparan para el momento en que sean enviados. Con motivo del Día del Seminario, el Sr. Obispo presidió la Eucaristía en la Catedral junto a seminaristas, formadores, familia y amigos. × × Desde comienzos de marzo, los 13 seminaristas han estado visitando los diversos arciprestazgos de la diócesis para compartir su experiencia como seminaristas y explicar qué se hace en el Seminario y cómo es la vida de un cura. Se trata de la tradicional Campaña Vocacional que acompañan, además con unas jornadas de puertas abiertas destinadas a los más jóvenes llamadas “Venid y lo veréis”. La Iglesia de Málaga cuenta con un Seminario joven, la edad media es de 25 años. En palabras de su rector, Juan Manuel Ortiz Palomo, «es una institución muy querida en la ciudad y en toda la diócesis, pues a lo largo de su dilatada historia ha tenido una importante presencia en la sociedad malagueña, siendo una fuente de cultura y educación para muchas generaciones de malagueños desde su creación a finales del siglo XVI». × Además, «no podemos hablar de una institución desfasada, sino que goza de buena salud por el esfuerzo de adaptarnos a la realidad que nuestro mundo y nuestra Iglesia piden para aquellos que van a ser sus pastores», añade el rector. ENTREVISTAS. ¿Cómo es la salud del Seminario de Málaga?, por Juan Manuel Ortiz Palomo Uno de los frutos de esa buena salud es que desde 2013 han sido 31 los sacerdotes que se han formado, preparado y ordenado en la Iglesia de Málaga y que están sirviendo en diversas parroquias y tareas pastorales por toda la geografía de la diócesis. × ¿El gran desconocido? A veces se puede pensar que la vida en el Seminario es monótona y aburrida y se conoce poco. José Francisco Fernández, seminarista de quinto curso, explica que, es más, «a veces puede parecer que en el Seminario andamos únicamente entre libros y libros… de Teología. Pero, aunque el estudio es esencial, nuestra formación va mucho más allá de lo académico. Se busca, en primer lugar, formarnos como personas maduras, capaces de relacionarse con otras personas, sensibles al sufrimiento y a las necesidades de los demás, que sepan salir al encuentro de todos. Esencial es también la formación espiritual y pastoral. Nadie da lo que no tiene y por eso es básico el encuentro personal con Dios. Una amistad y un trato cotidianos con Jesús que lleva a imitarle y a querer llevarlo a los demás. Pero aún hay tiempo para otras muchas actividades de formación. Tenemos de todo, desde clases de canto a cursos de comunicación. Y por si alguien entra al Seminario sin haber tenido oportunidad de hacer una tortilla de patatas, aquí también aprendemos nociones básicas de cocina». × El papel del cura ¿Cuál es el papel del cura hoy día? Es otra de las preguntas que a los jóvenes seminaristas les lanzan en este tiempo de campaña. Antonio del Río, seminarista también de quinto curso, afirma que «en una sociedad tan compleja como la nuestra, donde vivimos juntos tantos momentos, tan diferentes y a toda velocidad, sin pararnos para tomar un café y conocer al de al lado, donde están faltando valores y referentes, el sacerdote juega un papel muy importante: pone a Dios en todas las cosas, dándole sentido a nuestra existencia. Nos acompaña en todas las etapas de la vida, especialmente en los momentos importantes, ya sean alegres o tristes. Está a nuestro lado en el caminar, siempre disponible para servir, ayudándonos a encontrarnos con Jesús que es quien nos anima, nos consuela, nos da la paz y quien se detiene a tomar ese café porque le importamos y nos quiere conocer». × Testimonio José Ignacio Postigo ha sido admitido a órdenes junto a Antonio y José Francisco y así cuenta su testimonio vocacional: «Soy un joven de 26 años de Fuengirola que pertenece a la parroquia del Carmen. Actualmente estoy en 5º curso del Seminario Mayor, viviendo y compartiendo este proceso de formación en comunidad con otros 13 seminaristas. »Una de las preguntas más comunes que me hacen es “oye a ti, ¿cómo te doy por entrar al Seminario? ¿cómo sentiste eso de ser cura?”. Puedo decir que mi historia vocacional es de lo más normal y corriente, no hay ninguna visión, ni ningún suceso extraordinario o paranormal. »Ciertamente, la palabra “vocación” significa llamada, y en el caso de la “vocación sacerdotal” significa la llamada que Dios hace para servirlo a Él y a los hermanos desde el ministerio sacerdotal. »Esto es fácil de entender, pero la pregunta del millón es: ¿cómo llama Dios? ¿de qué forma Él se hace sentir? Lo que está claro es que Dios no se va a comunicar por whatsapp, ni por facebook, ni por otra red social. Digamos que Dios se sirve de mediaciones para ir comunicando el plan que tiene preparado para cada uno de nosotros. »En mi caso, la primera de estas mediaciones fue mi familia. Es verdad que mis padres no son practicantes, pero desde primera hora nos han querido educar a mi hermano y a mí desde una fe cristiana. Para mí, mi familia es fundamental en mi proceso, porque desde primera hora me han acompañado y animado en este camino vocacional y siempre me he sentido arropado por ellos. »Tengo que decir que después de la Primera Comunión, mi vida transcurrió como la de cualquier niño. Recuerdo que me gustaba mucho pasar las horas en el parque jugando con los amigos y compañeros de clase, ver películas, ir a ver las procesiones de mi pueblo junto a mi madre… Cursando la Educación Secundaria Obligatoria me apunté a una banda de música, una banda que ha sido parte de mi familia durante siete años y, como cualquier joven empecé a salir un poco más para disfrutar y estar rodeado de la gente que te quiere. »Pronto tocó empezar la catequesis de Confirmación, y reconozco que empecé a ir porque “tocaba ir”, como los demás jóvenes de mi edad. Sin embargo, cuando empecé a salir en Misa como monaguillo, la ilusión por ir a catequesis y a Misa los domingos fue cada vez mayor. Creo que para mí esto fue muy importante, porque además de ver al sacerdote como un referente, empecé a verlo como a un amigo que me ha acompañado y me sigue acompañando en este camino vocacional. Este sacerdote ha sido otra mediación que Dios me ha puesto en mi camino y un pilar fundamental para mí. »Es verdad que con 18 años no tenía muy claro el entrar al Seminario y empecé la carrera de Pedagogía, debido a que siempre me ha gustado todo lo relacionado con la educación. Los años de Universidad fueron unos años decisivos donde le di muchas vueltas a la cabeza, y sobre todo me ayudaron a madurar tanto a nivel humano como de fe. »Pero fue en un retiro que hice, cuando estaba todavía en la facultad, donde sentí en mi interior algo tan profundo, que los esquemas que tenía en la cabeza se me rompieron, y noté con fuerza esa llamada de Dios a seguirlo desde el sacerdocio. »Actualmente, puedo decir que estoy muy feliz de estar en el Seminario, de ver como uno va avanzando poco a poco en este proceso, en este seguimiento del Señor, y una de las cosas que más bien me hace y que me llena es ver cómo la gente de la parroquia, las amistades y en especial mi familia me acompañan y me dan fuerzas para seguir hacia adelante. Este es un camino que se vive acompañado, por supuesto por Dios, pero también de aquellas personas que te quieren y respetan la decisión de uno, y que dedican su tiempo y sus esfuerzos para que uno profundice y lleve mejor este camino vocacional. »Y antes de terminar estas líneas, quiero aprovechar a invitaros a que en este mes de marzo tengáis en vuestras oraciones en cuenta al seminario, que recéis por las vocaciones y dejaros guiar por las mediaciones que Dios os manda, para que descubráis cual es plan que Dios os tiene a cada uno, dejaros confiar en el Señor. Nos rezamos». ×