Vida Diocesana

Sembrar y, a veces, recoger

Publicado: 18/01/2018: 945

Aquellos que tenemos “algunas” primaveras a nuestra espalda, estamos acostumbrados a no recoger los frutos de la mayoría de los servicios o trabajos que desempeñamos.

Un grupo de psicólogos catalanes lo explican mucho mejor que yo en un artículo que ha llegado a mis manos: “Podemos sembrar pero no podemos controlar la cosecha. El viento, la lluvia, las plagas, etc. pueden arruinarla a pesar de todos nuestros esfuerzos. Podemos iniciar un proyecto, salir de nuestra zona de comodidad y arriesgarnos a algún cambio pero nunca podemos garantizar el resultado”.

Hace cuarenta y siete años que participé en un Cursillo de Cristiandad. Esta experiencia me cautivó de tal forma que ha sido la motivación principal de mi vida espiritual y de compromiso con los demás. Desde primera hora me di cuenta que el peor enemigo de los Cursillos era la autocomplacencia y el “cursillismo”. Poner la meta en llenar muchos cursillos y aumentar el número de “cursillistas”. Siempre he dicho que la meta no es ser cursillista, sino ser cristianos.

En este empeño hemos trabajado por innovar el método y sembrar en los ambientes la semilla del cristianismo. Siempre que nos preguntan por los resultados del paso de 20.000 malagueños por esta experiencia, nuestra respuesta es la misma: “venimos a sembrar, no a recoger. Pero desde la capacidad de riesgo y el “salto al vacío de la fe”.

Los años nos han permitido, a veces, intuir que nuestro trabajo no ha sido en vano. Allá por Octubre de 1978 nos liamos la manta a la cabeza y pusimos en marcha el primer cursillo mixto para jóvenes de la Diócesis de Málaga. No teníamos demasiados permisos, pero contábamos con Don Ramón Buxarrais, entonces Obispo de Málaga, que daba paso a las iniciativas que le proponíamos; después llegaron los Cursillo de Matrimonios, tercera edad, mixtos, para emigrantes, etc.

De todos ellos recibimos referencias, casi siempre positivas, pero sobre todo a mí, personalmente, me suena a gloria aquél primer cursillo de jóvenes en Villa San Pedro. Un equipo de responsables formado por tres curas y nueve seglares nos encargamos de transmitir una forma de vivir al estilo de Cristo a cuarenta jóvenes de alrededor de menos de veinte años.

Trabajaron en la Iglesia y para la Iglesia, terminaron sus estudios y se incorporaron a la sociedad, el trabajo y la economía de Málaga. El sábado pasado nos volvimos a encontrar con muchos de ellos. Algunos de los del equipo se encuentran con el Padre. Alguno del resto de los integrantes no pudo acudir. Pero nos juntamos un par de docenas para compartir el pan, la sal y las vivencias.

Pudimos ver el resultado de la cosecha. Padres de familia, profesionales de todo tipo, alguna viuda, algún separado. Pero todos con el mismo sentimiento. Aquél encuentro cambió su vida. Han realizado lo que se pretendía. Vivir y transmitir el Evangelio a su alrededor. Desde el anonimato y el cristianismo de a pie. Eso es lo que se pretendía y muchas veces hemos perdido de vista.

El ser mayor a veces te permite recibir estos disfrutones. Dios se lo pague a Dios. Las fotos, como pueden ver son de dos momentos diferentes.

 


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